Sin duda uno de los grandes regalos que me ha dado la vida que estoy creando día con día, es la de compartir, pues he descubierto que cuando lo hago me lleno de satisfacción y eso me da dirección para saber que estoy en el camino que me llena de alegría, pues puedo sentir que mi corazón se pone muy contento y brinca de emoción, lo puedo ver brillando y eso para mí, no tiene precio. Porque es verdad que cada quien tiene una misión diferente en la vida y la mía, sin duda, es la de compartir a través de la palabra, por eso hoy también me siento profundamente agradecida, porque hoy lo puedo ver y lo puedo vivir gracias al trabajo y a la disciplina que me han traído el día de hoy, a mi momento actual.
¿Y por qué les cuento todo esto? Porque el otro día recordaba que la confianza en nosotros mismos se construye con actos de valentía. Sí, porque tener ganas no es suficiente, hay que tener valentía para caminar hacia adelante.
Hace unos meses tuve la fortuna de asistir a un congreso de Hay House, una editorial
americana que publica libros y materiales que apoyan al despertar de la conciencia.
En ese evento pasaron varias cosas, una de ellas fue la siguiente lección que les quiero
compartir. En el centro de conferencias había diferentes stands anunciando productos,
vendiendo libros y cursos. Y en uno de ellos había una editorial que te invitaba a publicar
tus libros: Balboa Press; digamos que es la hija de Hay House, la cual se dedica a publicar escritores amateurs. Como ustedes saben llevo un tiempo trabajando en mis libros, así que uno de los días del evento me acerqué con ellos y les pedí informes.
Al día siguiente sonó el despertador a las 6:20 AM, me metí a bañar y mientras me caía el
agua en la cabeza (los que me leen, saben que la regadera es mi cuarto de inspiración) me llegó la siguiente revelación: ¿por qué pensarías en publicar tu libro en la casa ¨chica¨ si tienes la casa grande? UUUUF!!!! Sentí que hasta el agua se había puesto fría en automático.
Todo el día me quedé pensando, ¿por qué soñamos en chico si podemos soñar en grande? Y el universo es tan abundante que siempre, siempre, siempre, nos dará lo que pidamos.
Al final la lección es esa. Porque no hay que rendirle cuentas a nadie, más que a nosotros
mismos.
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