Hablar de los padres es hablar de La figura del mundo, cómo titula Juan Villoro su nuevo libro. “Cada hermano tiene un padre diferente, escribo del que me tocó en suerte.” Comparte que no es una biografía, ni tributo, pero que a través de la escritura intenta entender a su padre y a sí mismo. Para muchos de nosotros, nuestra visión del mundo no solo viene de la madre, sobrestimada en nuestra cultura, sino también del padre.
Antes se hablaba poco sobre el papel del padre y su importancia en lo familiar. Al hablar de casa, cuidados de los hijos y la educación emocional se pensaba en la mamá. Esto está cambiando dramáticamente, con la incorporación de la mujer en la fuerza laboral. Hoy se sabe que igual que la madre, el padre tiene un impacto vital en los hijos. Su nivel de educación impacta directamente en el nivel socioeconómico de la familia y en las oportunidades que puedan tener, pues el 80% de los padres son los proveedores principales de casa. De los 21 millones de papás que hay en México, 56% de ellos solo cuenta con primaria o secundaria, apenas el 21% prepa y solo 19% tiene educación superior. Esto nos confirma el reto educacional que tenemos.
Apenas en 1972 se comenzó a celebrar el Día del Padre en México y fuera del festejo bien merecido, vale la pena tomar en cuenta su reciente rol de cuidadores, para impactar en las políticas públicas. También ellos desean beneficiarse con las políticas de paternidad, que deberían de tratarse por igual, excepto las obvias: parto y lactancia.
Las empresas han empezado a reconocer la nueva realidad. A nivel mundial, en el 30% de las parejas millennials, la mujer es la proveedora principal, esto nos obliga a cuestionar y cambiar paradigmas. No solo la mamá quiere trabajo flexible; ni todas las mamás, ni solo ellas, también los papás lo desean y necesitan.
Sé que aún estamos lejos de una verdadera equidad en el hogar y para avanzar necesitamos normalizar desde la impartición de justicia, educación y espacios laborales que los hijos necesitan de ambos padres por igual. La otra figura, la del padre cuidador, amoroso y presente, es la que necesitamos y viene a completar nuestro mundo.
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